Febrero de 2024 trajo un matiz levemente positivo al sector del comercio minorista, a pesar de enfrentar un
descenso en las ventas reales del 1.8% anual cuando se le compara con el mismo mes del 2023
Esta
contracción, aunque todavía refleja un entorno desafiante, representa la caída menos pronunciada de los
últimos 12 meses, lo que podría indicar un punto de inflexión hacia una estabilización en el sector.
Aunque algunos sectores clave reportaron un crecimiento modesto, en general, las ventas reales indicaron una
persistencia de la tendencia negativa observada en el último año. La contracción fue particularmente notoria en
las líneas de vehículos y tecnología, las cuales sufrieron significativas disminuciones de dos dígitos. Esto
último provocó fluctuaciones negativas en la demanda de los bienes durables (-8.5% anual), en contraposición al
cambio positivo en la demanda de los bienes no durables cuyo crecimiento repuntó en el mes con 1,1% anual (tras
nueve meses continuos con caídas en el indicador).
Desde la perspectiva laboral, el sector ha registrado una disminución global del 0.4% en el personal ocupado, con
un notable decrecimiento en el empleo temporal, tanto directo como contratado a través de empresas. A pesar de
este panorama, hay signos de inversión en el capital humano con aumentos del 3.5% en el personal permanente y
del 10.3% en aprendices, enfatizando una estrategia dirigida a la estabilización y al desarrollo de habilidades.
Regionalmente, las ventas reales han mostrado una dinámica variada: Bogotá y Cundinamarca reportaron las mayores
contribuciones negativas con descensos del 6.4% y 8.8%, mientras que Antioquia y Valle del Cauca experimentaron
disminuciones menos severas. Santander, por otro lado, exhibió un modesto crecimiento, destacándose como una
excepción en el contexto general de contracción.
Finalmente, la confianza empresarial, según mediciones de Fenalco y Fedesarrollo, se ha visto mermada, con la
mayoría de los comerciantes reportando volúmenes de ventas iguales o inferiores a los del año pasado y un
descenso notable en el Índice de Confianza Comercial. Esto, junto con la preocupación por una potencial reforma
tributaria y la necesidad de condiciones más favorables para el crédito, configura un entorno desafiante para el
comercio en el futuro cercano. Los comerciantes se preparan para un segundo trimestre crucial, donde buscarán
capitalizar cualquier oportunidad de recuperación en medio de un panorama económico complejo.