Desde la firma del Acuerdo de París en 2015 el tema de cambio climático ya es un asunto relevante y prioritario en muchas ciudades del mundo. Las actuaciones locales se centran en dos ámbitos, en la descarbonización y la adaptación al cambio climático. Son dos actuaciones diferentes y varían en su intensidad según la realidad local que enfrenten. La descarbonización se centra en la reducción de Gases de Efecto Invernadero GEI.
La descarbonización en el ámbito urbano tiene varios frentes de actuación (eficiencia energética; mayor electrificación; remoción de dióxido de carbono donde sea posible; actuaciones industriales que reduzcan el CO2 o en la demanda de energía; sistemas de transporte más limpios; normas de construcción y edificación más eficientes y con menor utilización energética y mayor uso de luz solar, y mejores materiales de construcción, etc.).
Por su parte, la adaptación se ocupa de construir una infraestructura resiliente al cambio climático y también actuaciones sociales e institucionales que limitan los daños potenciales e incluso permiten beneficiarse de las oportunidades asociadas con el cambio climático. La erosión de suelos urbanos, inundaciones de la ciudad, protección de ciudades costeras, movimientos en masa con posibles deslizamientos de laderas, etc., son fenómenos que se pueden vivir en las ciudades. La acción climática desde las ciudades enfrenta grandes retos. El primero, el de los recursos. El segundo, el de las políticas. El tercero, el de la coordinación vertical entre niveles de gobierno y horizontal entre ciudades y actores.
Es necesario que las ciudades participen plenamente y activamente en las acciones climáticas. En primer lugar, porque es la única forma de enfrentar el desafío colectivo. Adicionalmente, como se expone en este documento, las ciudades son ante todo unos grandes espacios educadores. Su involucramiento activa grandes circuitos de aprendizaje colectivo, que resultan necesarios e indispensables para actuar con mayor fuerza y determinación frente al cambio climático.
¿Cómo las ciudades pueden enfrentar el cambio climático?
Desde la firma del Acuerdo de París, el tema del cambio climático ya es un asunto relevante y prioritario en muchas ciudades del mundo. Las actuaciones locales se centran en dos ámbitos: la descarbonización y la adaptación al cambio climático. Son dos actuaciones bien diferentes y varían en su intensidad según la realidad local. La descarbonización se centra en la reducción de gases efecto invernadero (GEI). La descarbonización en el ámbito urbano tiene varios frentes de actuación (eficiencia energética; mayor electrificación; remoción de dióxido de carbono; actuaciones industriales que reduzcan el CO2 producido, o que reduzcan la demanda de energía; sistemas de transporte más limpios; normas de construcción y edificación con menor utilización energética y mayor uso de luz solar, y mejores materiales de construcción). Por su parte, la adaptación se ocupa ante todo de construir una infraestructura resiliente al cambio climático y también actuaciones sociales e institucionales que limiten los daños potenciales e incluso permitan beneficiarse de las oportunidades asociadas con el cambio climático.
Algunas experiencias internacionales
Berlín está planteando que al año 2030 tener una reducción del 60 % de los GEI que había en 1990. Copenhague proyecta tener una reducción del 40 % de los GEI para 2025, y teniendo en cuenta la línea de base también de 1990. Londres se propone ser carbono neutral para 2050, y Santiago de Chile para 2030, así como Londres aspira a una reducción del 30 % en relación con la medición habitual. Una referencia relevante es el documento de Smoke and Cook (2022) sobre cambio climático desde la perspectiva local y el tema de cambio climático es importante desde la perspectiva internacional. En Argentina, en algunas de sus ciudades, como Rosario, se ha avanzado en el uso de la luz solar como forma usual de calentamiento del agua en oficinas públicas. En China y algunas de sus ciudades como Beijing, cerca del 50 % de sus emisiones resultan del parque automotor logístico y de carga; el esfuerzo ha sido el apoyo a nuevos tipos de vehículos urbanos y para la logística de ciudad, el énfasis se ha centrado en vehículos eléctricos, híbridos y vehículos soportados en hidrógeno. En Kenia, ha habido un esfuerzo deliberado por mejorar todos los sistemas de información centrados en materia de cambio climático, adaptación y descarbonización.
También se reporta que, en el año 2020, 823 ciudades y 101 regiones del mundo con una población combinada de 846 millones de personas hicieron ya un acuerdo de emisión neta cero en sus apuestas de emisiones de GEI, lo cual ilustra el esfuerzo realizado en diferentes regiones del mundo (Data-Driven EnviroLab and New Climate Institute, 2020).