En noviembre, las importaciones en Colombia cayeron un -14,5%, evidenciando una reducción más fuerte que la de septiembre (-12,3%), aunque mucho más suave que la observada en el tercer trimestre del año (-27,3%), con lo cual las importaciones podrían estar superado su punto más bajo.
En lo corrido de 2023, las importaciones han disminuido un 19,6%, reflejando la baja demanda interna, afectada por políticas para controlar la inflación y la caída en los términos de intercambio.
Aspectos clave
En noviembre, las importaciones en Colombia disminuyeron un -14,5%, evidenciando una reducción más fuerte que la de septiembre de -12,3%, pero a todas luces menos drástica que la observada en el tercer trimestre del año (-27,3%). Este patrón sugiere que la caída en las importaciones podría haber superado su punto más bajo, a pesar de que las ventas del comercio al por menor siguen mostrando una tendencia decreciente.
Al mirar por componentes se ve como las importaciones de consumo y de bienes intermedios muestran valores menos negativos que en octubre. No obstante, los bienes de capital muestran una caída fuerte de más de -20%, explicada por una caída importante en las importaciones de los equipos de transporte y de material de construcción, que no alcanzaron a ser compensados por el aumento en las importaciones de bienes de capital para la agricultura.
Más allá del mes en curso, las importaciones acumulan una caída de -19,6% en lo corrido del año 2023. Este descenso se atribuye a la baja en la demanda interna, afectada por las decisiones de política para controlar la inflación y la caída en los términos de intercambio. Además, es un reflejo de la baja demanda agregada de la economía, que ha mostrado resultados negativos en el segundo y tercer trimestre del año, debido al debilitamiento del consumo de los hogares y de la caída en la inversión.
En esta línea, las importaciones de bienes intermedios y de capital acumularon reducciones superiores al 21% en lo corrido del año. Asimismo, las importaciones de bienes de consumo acumularon una caída de -8,9% en el año, de la mano con el comportamiento de consumo de los hogares.
Estos datos reflejan el ajuste general de la economía después de los altos crecimientos que se vieron con la recuperación postpandemia y un mayor equilibro en el sector externo, donde las menores importaciones también acompañan las menores exportaciones, debilitadas por la reducción en los precios de las materias prima. En este contexto se destaca una mejora en la balanza comercial de la cuenta corriente, significa un avance positivo en la posición externa del país, con lo cual se reduce la vulnerabilidad de la economía frente a choques externos.
En línea con lo anterior, se menciona que la balanza comercial para lo corrido del 2023 acumula un déficit de USD -9.356 millones FOB, siendo menor al obtenido en el mismo periodo en el 2022, cuando fue de USD -13.745 millones FOB, alcanzando una reducción total de USD 4.388,5 millones FOB. Dicha mejora en la situación de déficit se dio por el déficit en las manufactureras, el cual disminuyó de manera significativa (USD 8.282,5 millones). Sin embargo, los resultados en manufacturas se vieron contrarrestados por la reducción en el superávit de USD -4.523,7 millones en la balanza de bienes combustibles y del incremento de USD 151,1 millones en la balanza de bienes agropecuarios.
En un contexto más amplio, el comercio internacional de Colombia refleja las tendencias globales. La Organización Mundial del Comercio estima que el volumen del comercio de mercancías aumentará solo un 0,8% este año, reduciendo a la mitad las previsiones de crecimiento debido a factores como la persistente inflación, tasas de interés elevadas y conflictos geopolíticos. Las proyecciones del FMI también apuntan a un aumento modesto del comercio mundial de solo un 0,9% para este año.
A nivel regional, el informe de la CEPAL anticipa una caída en el comercio de bienes en 2023, con reducciones más marcadas en las importaciones debido a la desaceleración económica y la debilidad de la demanda mundial. Para Colombia, se espera un deterioro de los términos del intercambio en 2023, especialmente para los países exportadores de petróleo y energía, como reflejo de la caída en los precios de las exportaciones frente a las importaciones.
En este contexto global, las noticias recientes sobre la guerra en Oriente Medio y la suspensión de las exportaciones de equipos de seguridad a Colombia por parte de Israel pueden tener implicaciones significativas en las relaciones comerciales. La guerra ha generado un rechazo generalizado que podría traducirse en inestabilidad en las importaciones de alimentos y materias primas desde Israel a América Latina. En este contexto, se observa una tendencia similar en otros países latinoamericanos, donde la reducción en las importaciones y los desafíos en las balanzas comerciales son una constante. Sin embargo, las particularidades de cada nación, como la situación energética en Ecuador o las medidas restrictivas en México, agregan capas de complejidad a la dinámica económica. En conjunto, estos elementos delinean un escenario económico retador para la región, con la esperanza de encontrar soluciones efectivas para mitigar los impactos y fomentar la recuperación económica en el futuro cercano.
Lo expuesto anteriormente nos permite ver que la economía colombiana enfrenta un entorno desafiante con una marcada disminución en las importaciones, influenciada por factores internos y globales. La complicada situación comercial, especialmente en sectores clave según Fenalco, se suma a las decisiones estratégicas del gobierno colombiano sobre acuerdos comerciales y aranceles inteligentes. Las tensiones geopolíticas y las investigaciones de dumping por parte de Estados Unidos añaden incertidumbre. Ante este panorama, la implementación de estrategias cautelosas se presenta como esencial para fomentar la recuperación y restaurar la confianza en la economía colombiana.
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