El propósito de este documento es presentar una propuesta para el ordenamiento territorial con campesinos y los antecedentes que se deben tener en cuenta en este aspecto para la paz.
Así, establece las coordenadas de una ruta de diálogo que vincula el reconocimiento de los campesinos y su territorialidad con los aportes a la construcción de paz. El campesinado y los territorios campesinos tienen una localización estratégica para un ordenamiento territorial que ponga en marcha una descentralización sustantiva, necesaria para responder y resolver los desafíos en la implementación de los Acuerdos de Paz.
En pocas palabras, el documento brinda las bases de una geografía para la vida, que haga de los procesos históricos de territorialización y las territorialidades campesinas instancias claves para poner los instrumentos existentes de ordenamiento territorial al servicio de la descentralización y una paz total, y así evitar el entrampamiento actual de la paz territorial.
La vida humana en sociedad y la no humana se encuentran vulneradas, por ello algunos se atreven a decir que vivimos en medio de una economía de la muerte y por ello también plantean la construcción de otra economía para la vida.
En el país nos vemos sometidos al menos a tres procesos que afectan nuestra vida en sus dimensiones ecológica, social, política y cultura. (a) La degradación de ecosistemas de nuestra estructura ecológica principal a partir de los imperativos económicos de acumulación, esto ha poducido destrucción de la base ecológica a la cual se encuentran arraigadas nuestras vidas. (b) Las luchas por la redistribución de la concentración de la tierra y de la acumulación de excedentes derivados de la producción o de la extracción de recursos han sido intensas, y nos han llevado a la confrontación y a la violencia armada en la cual como sociedad se han perdido muchas vidas y hay muchas víctimas. (c) La desigual regional y la disfuncionalidad territorial producen espacios donde se concentra la injusticia, la pobreza, la enfermedad y las muertes. (d)) La producción de espacios donde se concentra el conflicto y la guerra, que son funcionales a la producción de excedentes para los lugares donde se concentra la riqueza y el poder. (e) Todo lo anterior produce una exclusión sistemática sobre las posibilidades de participación política y una inclusión precaria en la democracia económica.
Estos procesos producen espacios y configuran una geografía desigual e injusta de la cual emergen conflictos ecológicos, económicos, sociales y territoriales sin caminos claros de transformación y gestión de las tensiones que los constituyen.
Estos conflictos se dan en un contexto de desigualdad e imposibilidad por parte del Estado para garantizar los derechos de la población, y producen muchas víctimas y enfermedades que llevan a la muerte, así mismo destruye los ecosistemas que sustentan la vida en sociedad.
Esta situación se estructura en buena parte por las prioridades del modelo de desarrollo y por falencias en la organización territorial. Para cambiar y transformar esta situación hacia una geografía para la vida es necesario reconocer los problemas históricos y estructurales de la organización espacial del Estado territorial.
Proponer un ordenamiento territorial para la paz es construir las posibilidades de arraigo de la vida en los territorios y para ello el imperativo del cuidado de la vida humana en sociedad es un determinante fundamental.
La geografía para la vida se plantea como deber o exigencia, que lleve a propiciar las condiciones para la producción de espacios para la vida, como criterio fundamental del ordenamiento territorial para la paz. Este camino necesariamente requiere consolidar una perspectiva geográfica integral, y este documento busca contribuir a ello; para eso se tienen en cuenta algunos aspectos que aportan a entender y resolver los problemas de la descentralización y el ordenamiento territorial en Colombia.
Este documento considera el ordenamiento territorial con campesinos, por ello se reflexiona sobre algunos aspectos: la compresión de los órdenes y relaciones sociedad-naturaleza que reconoce la diversidad regional; la consideración de las relaciones entre espacio y economía que configuran un ordenamiento espacial de las estructuras productivas, lo que lleva a comprender las marcadas desigualdades regionales; las relaciones entre espacio y poder que constituyen el territorio-nación, permiten entender las dinámicas del conflicto, la construcción de poder político local y su relacionamiento con el ordenamiento territorial político-administrativo. Así mismo, la apropiación histórica y cultural de los territorios, que lleva consigo una producción de espacios y regímenes territoriales que constituyen la diversa y compleja geografía colombiana, aun por reconocer y considerar plenamente en las políticas públicas.
Este documento se sustenta en el trabajo de campo realizado durante el periodo de 2010 a 2017 en distintas comunidades campesinas del país donde se estaban consolidando los comités de impulso de las zonas de reserva campesina.
En términos generales, este documento reúne metodológicamente el trabajo de campo realizado en distintos momentos en diferentes regiones del país. También incluye la sistematización de distintos indicadores sobre las desigualdades regionales que se han realizado en el marco de ODER-PAZ2 y una revisión de literatura y estado del conocimiento sobre tres puntos: la territorialidad campesina y las luchas del campesinado, el régimen territorial colombiano en sentido amplio y los planteamientos e implementación de la paz territorial y la paz ambiental. Esta propuesta fue motivada y nutrida por las conversaciones con Darío Indalecio Restrepo y las discusiones sobre descentralización que han desarrollado en distintos momentos Liliana Estupiñán, Adriana Córdoba, Luis Mauricio Cuervo, Luz Estela Carrillo y otros miembros del grupo territorial de la Misión de Descentralización promovido por el Departamento de Planeación Nacional.
El documento se divide en tres partes. En la primera, se presentan la territorialización del conflicto y la construcción de paz que se ha realizado en el marco de la implementación de los Acuerdos de Paz con las antiguas FARC-EP. Esto aborda cómo la noción de paz territorial se concretó institucionalmente hacia el desarrollo con enfoque territorial en la implementación de los dieciséis territorios PDET. En la segunda parte, se consideran dos aspectos estructurales sobre el ordenamiento territorial colombiano que han dinamizado el conflicto en el país: las desiguales regionales y las disfuncionalidades territoriales. La tercera parte, trabaja sobre los fundamentos históricos del proceso de reconocimiento poblacional, cultural, político y territorial de los campesinos en Colombia. Esto para proponer una ruta de reconocimiento y caracterización tanto de los diversos procesos de territorialización campesinos (PTC), como de las distintas figuras de constitución y gestión de los territorios campesinos (TC). El reconocimiento institucional de estos procesos es un componente fundamental para una propuesta de ordenamiento territorial con campesinos.
El reconocimiento y caracterización de estos territorios campesinos es uno de los compromisos adquiridos en el Plan de Desarrollo 2022-2026. Así mismo, estos territorios, por la experiencia de las comunidades campesinas, forman parte de los procesos de implementación de la paz territorial y ambiental en las distintas regiones del país, las cuales deben ser consideradas en el conjunto de problemáticas que constituyen la cuestión del ordenamiento territorial en general y, específicamente, en la propuesta con campesinos, tema específico de este documento.
Los argumentos desarrollados proponen fundamentar una propuesta sobre el ordenamiento territorial para la paz con campesinos, considerando el reconocimiento de la articulación de la paz y el campesinado colombiano en la totalidad del territorio nacional. La propuesta está fundamentada en una comprensión geográfica sobre la configuración del país, que considera la diversidad y desigualdad regional, junto a la comprensión de una espacialidad relacional que la producían los conglomerados urbanos regionales. Esta perspectiva elabora propuestas para reducir la disfuncionalidad territorial y la desigualdad regional y así fortalecer el ordenamiento territorial y la descentralización del poder político, como un camino de convergencia hacia la paz total.
Se propone, entonces, salir del ya señalado entrampamiento de la espacialidad contenedora entendiendo que el conflicto y la paz (o mejor, la “paz-conflicto") son tanto procesos históricos de producción de espacios como dinámicas constituyentes que conforman los regímenes territoriales emergentes, promovidos por sujetos sociales como las comunidades indígenas, negras y campesinas.
Esta comprensión es garantía para asumir algunas zonas urbanas como las “ciudades refugio", así como otras zonas rurales o urbanas donde no se focalizó explícitamente la guerra, pero hacia donde circularon los excedentes económicos de actividades asociadas a la guerra. Por ello, las acciones tanto en el marco de la guerra como del control territorial y los enclaves económicos asociados evidencian que el conflicto se institucionalizó como parte del régimen de acumulación económico y de producción de espacios.
Por esta razón, la producción de territorios y regiones está relacionada y es resultado, en parte, con el conflicto político, social y armado. Esta comprensión geográfica contribuye a la noción de paz total y requiere vincular tanto las escalas como las distintas dimensiones de una paz integral, para construir propuestas urgentes sobre el ordenamiento territorial con campesinos para la paz total.
2 Flavio Bladimir Rodríguez M. Proyecto (2022) Dinámicas Territoriales de la Implementacion de los Acuerdos de Paz y Ordenamiento Territorial, cuyos productos han conformado la propuesta de Observatorio de Desigualdades Regionales y Cosntrución de Paz (ODER-PAZ).