En 2023, la inflación cerró en 9,28% favorecida por la desaceleración de los precios de los alimentos, la dilución de las presiones externas y la reducción sustancial en las internas. Fue un excelente resultado si se tienen en cuenta los importantes ajustes que se tuvieron que realizar en la canasta de regulados, más precisamente en los precios de la gasolina y de la energía eléctrica por cuenta de las deudas heredadas del manejo la pandemia en términos del Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles y de la opción tarifaria.
2024 comienza el año con una inflación a la baja, con un resultado de 8,35% en enero y una de 7,74% en febrero, la cual no pudo ser más baja debido a las fuertes indexaciones en los arriendos y terminó por ubicarse en la cota alta de las expectativas que eran de 7,7% para el anual .
En el mes, la inflación, que fue de 1,09%, estuvo favorecida por los precios de la gasolina que tuvieron un aumento moderado y por los precios de los alimentos. No obstante, estuvo impulsada por los gastos en educación (dada la estacionalidad del Calendario A) y por el grupo de alojamiento y servicios públicos que explican juntos el 61% de la inflación total. Al respecto, vale la pena indicar que ambos son rubros altamente indexados a la inflación de 2023 y que, si bien la educación escolar está regulada, los incrementos van de la mano con el costo de vida. Además, en el caso del alojamiento se tiene que los aumentos indexados se manifestaron de manera fuerte en febrero.
De igual forma, la inflación anual (o doce meses), también contó con el buen desempeño de los alimentos que subieron menos de 2%, siendo el segundo rubro de más baja inflación, después de comunicaciones que tuvo una deflación marginal de -0,06%. Contrario al mes, la inflación anual continúa siendo presionada por el incremento acumulado de los combustibles, cuyo aumento de 44,0% fue indispensable para preservar la salud fiscal del país y por una transmisión de la inflación de bienes hacia la de servicios, a través del fenómeno de indexaciones, afectando los arriendos y las comidas fuera del hogar.

Además de lo anterior, se tiene que los resultados también son positivos si se ven desde la perspectiva de los ingresos, ya que la inflación anual continuó afectando en mayor medida a los hogares de mayores ingresos, quienes son los más impactados por el incremento de la gasolina, mientras que los hogares de menores ingresos sintieron el alivio de la menor inflación por alimentos.
Por su lado, el promedio de indicadores de inflación básica también tuvo un buen comportamiento, ya que ha venido bajando claramente desde un pico de 11,45% en marzo de 2023 a 8,2% en febrero. Así mismo, la inflación subyacente también ha bajado de 10,51% a 7,3%, en el mismo tiempo, ubicándose por debajo de los dos dígitos por séptimo mes consecutivo y la de servicios sin alimentos ni regulados ya comenzó su senda decreciente. Lo anterior es una buena noticia, pues indica que la tendencia de la inflación se encuentra a la baja, aunque todavía este distante del objetivo de política.
Para 2024, se espera que la inflación continúe bajando y cierre el año por debajo del 6% (5,9%, según el Banco de la República y 5,5%, según los analistas del mercado), donde la canasta de bienes será la de mayor aporte al descenso de la inflación. Por su lado, los servicios también continuarán a la baja, pero descenderán de manera más lenta, permeados aún por las indexaciones, las cuales en todo caso serán menores que las de 2023.
Con respecto a países pares, la inflación anual de 9,28% se ubica todavía muy por encima de lo registrado en febrero por México (4,4%) y Perú (3,3%) y en enero por Brasil (4,5%) y Chile (3,8%).