En agosto, las importaciones cayeron -27,5%, presentando una caída ligeramente más leve que la observada en el mes de julio (-28,2%), con lo cual continúan con su patrón de desaceleración marcado por una menor demanda interna.
Aspectos clave
En agosto, las importaciones disminuyeron un -27,5%, continuando con la dinámica de reducción observada desde comienzos de año.
Pese a lo anterior, se tiene que las importaciones alcanzaron un valor de USD 5.288 millones CIF, que es un valor superior al promedio mensual de 2021 (USD 5.092 millones CIF) y de 2019 (USD 4.392 millones CIF). Lo anterior, implica que la caída en las importaciones se habría dado como respuesta al fuerte incremento que tuvieron las importaciones en 2022, el cual se produjo por la unión entre el alto crecimiento de la demanda interna y la liberación de los flujos comerciales que habían estado represados por la pandemia.
Dado lo anterior, las importaciones acumularon una caída año corrido de -20,2%, acompañando el proceso de ajuste que atraviesa la economía colombiana por efecto de la menor demanda interna inducida por las decisiones de política para controlar la inflación y por la caída en los términos de intercambio. Lo anterior, se ha visto reflejado en el déficit en cuenta corriente, que se ha venido reduciendo desde del 6,2% en 2022 a 3,6% del PIB en lo corrido hasta junio, mejorando la posición externa de Colombia, lo cual redunda en una menor exposición frente cambios negativos en el frente externo.
Ahora, por tipos de bienes, si bien la baja en las importaciones obedece a una reducción generalizada en todos los grupos de productos, los bienes que más aportaron a la caída fueron los manufactureros, que con una variación de -30% anual y de -21,2% en lo corrido del año, explican más del 75% de la caída en cada caso. Por otro lado, bajo la óptica de la clasificación CUODE, se tiene que el aporte más fuerte a la reducción de las importaciones estuvo de lado de los bienes intermedios con una disminución de -27,6% anual (24,1% en lo corrido del año), seguida por los de capital con una de -37,8% (-21,7% en lo corrido del año).
Así, las menores importaciones de bienes intermedios y de capital, indican que la economía se encuentra todavía en una senda de demanda interna decreciente, ya que son una expresión de una menor inversión, en bienes de capital para la industria y de materias prima para la producción. Esto, se acompasa el indicador de PMI, que reporta que las compras de insumos para la industria se han reducido a lo largo del tercer trimestre (dadas las menores ventas manufactureras y el alto nivel de los inventarios de bienes terminados).
Además, en términos de los bienes de consumo finales, se tiene que su caída (12,2% anual y 7,7% año corrido) refleja el bajo consumo de los hogares y de las ventas minoristas, las cuales han resultado en menores importaciones de bienes de consumo durable, como los electrodomésticos.
En un contexto más amplio, se tiene el comportamiento del comercio internacional de Colombia no dista de lo que sucede a nivel global. Así, la Organización Mundial del Comercio indica que el volumen del comercio de mercancías aumentará solo un 0,8% este año, en comparación con la estimación anterior del 1,7%. Con ello, la entidad ha reducido a la mitad sus previsiones de crecimiento para el comercio mundial de bienes en 2023 debido a factores como la persistente inflación, tasas de interés elevadas, problemas en el mercado inmobiliario chino y el conflicto en Ucrania.
Esta desaceleración del comercio ha afectado a un amplio número de países y productos, especialmente el hierro y el acero, equipos de oficina y telecomunicaciones, textiles y prendas de vestir. Sin embargo, los automóviles son una excepción, ya que han experimentado un aumento en las ventas este año.
En su informe (anterior a los eventos del 7 de octubre en Israel), el organismo también advirtió sobre posibles dificultades en el comercio relacionado con tensiones globales, aunque no ve pruebas de una desglobalización más amplia que amenace sus previsiones para 2024. Una de estas señales es la caída en la proporción de bienes intermedios en el comercio mundial, lo que supone una posible disminución en la actividad de las cadenas de suministro global, aunque no es claro si se debe a tensiones geopolíticas o una ralentización económica general.
Por su lado, las proyecciones del FMI en su documento de Perspectivas de la Economía Mundial de octubre, coinciden con la OMC, estimando un incremento del comercio mundial de solo 0,9% para este año, donde la entidad destaca que la cifra “estaría muy por debajo del promedio de 4,9 por ciento, observado en el período 2000-19" y puntualizó que la proyección refleja “no sólo la trayectoria de la demanda global, sino también cambios en su composición hacia los servicios domésticos; efectos rezagados de la apreciación del dólar, lo que desacelera el comercio por la facturación generalizada de productos en dólares; y las crecientes barreras comerciales".
En términos de balanza y de divisas, se tiene que el menor crecimiento mundial (junto con otros aspectos) ha incidido en una disminución de las exportaciones por los menores precios que mostraron tanto el petróleo como otras commodities que exporta el país, resultando en una menor entrada de divisas, lo que ha restringido la capacidad de importación de bienes y servicios.
La balanza comercial para lo corrido del 2023 acumula un déficit de USD -7.057,3 millones FOB, siendo menor al obtenido en el mismo periodo en el 2022, cuando fue de USD -9.796,7 millones FOB, alcanzando una reducción total de USD 2.739,4 millones FOB. Dicha mejora en la situación de déficit se dio por el déficit en las manufactureras, el cual disminuyó de manera significativa (USD 6.238,6 millones), sin embargo, esta reducción en el déficit se vio contrarrestada por la reducción en el superávit de USD -3.553,5 millones en la balanza de bienes combustibles y de USD -283,8 millones en la balanza de bienes agropecuarios
Además, la balanza comercial del país podría verse presionada hacia un déficit debido a la disminución de los ingresos por exportaciones y la necesidad de continuar importando bienes esenciales. En este contexto, la gestión prudente de los recursos y una estrategia efectiva para diversificar la economía se vuelven cruciales para mantener un equilibrio en la balanza comercial y asegurar la estabilidad económica del país.
Esta tendencia de reducción en las importaciones y los desafíos en las balanzas comerciales no es exclusiva de Colombia. Varios países de América Latina, como Brasil, México, Chile, Perú y Ecuador, también han experimentado fluctuaciones en sus importaciones y desequilibrios en sus balanzas comerciales en el contexto de la desaceleración económica global y factores locales.
En lo que respecta a los resultados de la balanza comercial durante los primeros 8 meses del año 2023, se observa un panorama diverso en América Latina. Países como Brasil, Chile, Perú y Ecuador han registrado saldos comerciales positivos, destacándose especialmente Brasil con un acumulado de US $62.349,2 millones FOB, mientras que Ecuador muestra el superávit más modesto, alcanzando US $1.252,2 millones FOB. Por otro lado, Colombia y México se encuentran en el grupo de naciones con balanzas comerciales deficitarias. No obstante, es relevante señalar que tanto Colombia como México han logrado reducir de manera sustancial sus saldos negativos en comparación con el año anterior, con una disminución del 65,2% en el caso de México y del 28,0% en el de Colombia. Esta evolución en los resultados de la balanza comercial tiene implicaciones significativas para la dinámica económica en la región.
Estas naciones se encuentran lidiando con desafíos similares, como la caída en los precios de los productos básicos, tensiones comerciales y problemas económicos internos que han impactado su capacidad de importar y exportar. La gestión de estas situaciones se ha convertido en un tema crítico para la estabilidad económica en la región.