En abril de 2024, el comercio minorista en Colombia presentó una tendencia general de disminución en las ventas, con caídas notables en varias ciudades y líneas de mercancía. Bogotá D.C., Atlántico y Cundinamarca lideraron las disminuciones en ventas, reflejando una menor disposición de los consumidores a realizar compras significativas en un entorno de incertidumbre económica y una política monetaria todavía restrictiva. Las ventas de alimentos, prendas de vestir y vehículos automotores registraron caídas importantes, atribuibles a la reducción del poder adquisitivo y la cautela de los consumidores ante gastos no esenciales.
A pesar de este contexto desafiante, algunas categorías de productos mostraron resiliencia y crecimiento. Las ventas de combustibles para vehículos automotores y electrodomésticos, así como muebles para el hogar, experimentaron incrementos, impulsados por promociones y la necesidad de los hogares de invertir en la mejora de sus espacios habitables. Sin embargo, estas mejoras no fueron suficientes para contrarrestar las caídas en otros sectores, resultando en una reducción acumulada del 3.3% en las ventas del comercio minorista para los primeros cuatro meses del 2024.
En cuanto al empleo, hubo una disminución general del personal temporal directo y contratado a través de empresas, aunque en una proporción menor a la de meses previos; mientras que el empleo permanente y el número de aprendices mostraron un ligero incremento, indicando un enfoque en la retención y formación de empleados clave.
Las expectativas y el nivel de ventas de los comerciantes mostraron un avance, según FENALCO y Fedesarrollo. Aunque se observó una leve mejora en las ventas comparado con meses anteriores, la percepción general sigue siendo cautelosa. Esta moderada mejora no fue suficiente para cambiar significativamente las perspectivas a largo plazo, atribuyéndose principalmente a eventos estacionales como Semana Santa y el Día del Niño. Además, el Índice de Confianza Comercial (ICCO) aumentó a 15.3%, impulsado por una reducción del 8.5% en el nivel de existencias y una mejora del 2.0% en la percepción de la situación económica actual, aunque las expectativas a corto plazo disminuyeron en 1.1 puntos porcentuales, reflejando una visión mixta sobre las perspectivas económicas.